sábado, 6 de febrero de 2010

Socialismo

El sociolismo se confunde con el comunismo, los que lo practican son comunistas, de hecho es un sinonimo de comunismo... pero no es lo mismo.

La ideología sociolista como tal nace en la boca de un vendedor charlatán testigo de Jehová que se inventa un rollo demencial sobre igualdad y compañerismo para así poder ir por las casas y encolomar sus libros a algún pobre palurdo crédulo. Sin embargo, la idea principal de toda esta sarta de disparates, que consiste en que si yo tengo nocilla y tienes pan Bimbo podemos unir nuestros recursos con alguien que tenga un cuchillo y que unte la nocilla en el pan para conseguir un bien mayor (comer lo mismo e ir todos al cielo), se hace bastante popular entre la gente trabajadora, y varios rojos avispados deciden adoptarla aunque haciendo algunos pequeños retoques: Dios desaparece, los que tenían el pan Bimbo y la nocilla son fusilados por capitalistas y el que untaba el pan continua haciendo lo mismo pero pagando impuestos por el privilegio de tener un cuchillo y recibiendo a cambio una cartilla de racionamiento que le da derecho a pan duro y jamón caducado los días pares. El sociolisto es el que se come el pan con nocilla y quien piensa como puede escatimarle algo de jamón al obrero.

Sucios burgeses capitalistas

El Capitalismo es la visión política de acaparar todo para y que nada quede para ti. Se pone en práctica habitualmente en todos los países que conforman el Mundo exceptuando Cuba, Venezuela y Bolivia, donde según sus detractores viven de la ingesta de frutos secos. Los principales promotores de esto suelen ser personas de gran capital, políticos varios y terceras personas.

Históricamente siempre ha habido capitalistas. En las civilizaciones antiguas de Oriente se ofrecían servicios a cambio de piedras talladas de bonitas formas. Una inutilidad. Lo que es obvio en el contexto es que en esas civilizaciones había un cabeza de grupo, llámesele Emperador, Rey o Piloto de Fórmula 1. Este hombre expoliaba a los aldeanos y trataba a todos amablemente a través de los latigazos de la esclavitud. Solían surgir dolores de oído por el ruido de los látigos al chasquear, pero eso a nadie le importa. Lo importante es que esos individuos tenían toda una cantidad de oro que crecía y crecía y crecía y crecía.

Los Romanos inventaron el capitalismo moderno. Ellos, mas inteligentes que los aldeanos orientales, pagaban a las profesionales con piezas de cobre. Las ganancias aumentaban a través de suculentas campañas de conquista a los pueblos bárbaros a través de la ley romano-ibérica, expropiandoles todos su bienes materiales tales como las gaitas a los celtas, las paellas a los iberos y los... coches, si, los coches a los germanos. Estos artículos de primera calidad europea eran vendidos después en los mercadillos de Ostia que, para los mal pensados, era un puerto cercano a Roma.

Cuando este simpático pueblo se fue a dar un paseo y comenzó la Edad Media, el capitalismo llegó a su peor expresión histórica: Los Feudos, ¡Aaaaarghhh!. Europa entera se transformó en una sociedad feudalista, donde un terrateniente cogía a gente pobre cual esclavos y daba tierras para trabajar a cambio de un numero por ciento de ganancias y algún que otro trabajillo de la hija campesina. Curiosamente, la gente no comenzaba una revolución social, sino que seguía trabajando felizmente. Pero los dueños, no contentos con tener dinero a mansalva, iban comprando feudos enemigos a través de OPAs hostiles. Así se arremolinaron en Reinos (¡Si si, de los de las películas tipo El Rey Arturo!).

la facilidad de negocio de los asiáticos llega hasta nuestros días

Mientras Europa entera caminaba esclavizada por reyes (capitalistas de genealogía, lo peor que se puede encontrar), en Asia tampoco era el panorama muy distinto. Por todos es conocido la afición mercantilista de los asiaticos con sus rutas de comercio y carabanas de chinitos vendiendo seda y otras cosas. Estos mercaderes tenían un riguroso estilo de conducta a través del cual engañaban a la gente para acaparar cuanto dinero era posible.

Bien salidos de la Edad Media para acabar de una puñetera vez de narrar esto, nos encontramos con los emprendedores españoles montando su propio modesto Imperio económico. Todo ello desde el respeto a los demás. Con su extenso pacifismo y espíritu de hacer cosas buenas, como chupar la sangre a todo América, guerrear con los moñas o intentar invadir la Pérfida Albión, los españoles lograron su pequeño gran capitalismo. Eso duraría menos de lo que un servidor desearía, pues Napoleón llegó para dar por culo.

Napoleón no se fijaba en los precios... Cuando el producto era para él, claro

Que, hablando de Napoleón, en Francia se fraguaron los primeros idealismos anticapitalistas de la época. El pueblo, lleno de ira y falto de dientes, se rebeló contra los gobernantes gabachos y realizó una hazaña digna de Hugo Chávez que todos los franceses te recordarán si vas a su país. El problema es que, en un alarde de originalidad, expulsaron a patadas a unos tiranos para poner a otro en el poder. Los europeos, que ya se sabe...

Al otro lado del Atlántico, con el dominio arrancado a los herejes de las manos, comenzaba el mayor cachondeo de la historia, una carcajda colectiva que llega hasta nuestros días: Los Estados Unidos de América. Gran pueblo, de gran carácter, de grandes convicciones y grandes carteras. Los norteamericanos modernizaron el capitalismo ibero-romano adaptándolo a la nueva época. Gracias a esto pronto subieron como la espuma y se colocaron como Primera Potencia Mundial aunque cualquiera lo haría en semejante terreno.